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jueves, 31 de mayo de 2007
Aún o después...
sábado, 26 de mayo de 2007
¿Sobrevivir/e/as/a/emos/an/eís?
jueves, 24 de mayo de 2007
Ayer
lunes, 21 de mayo de 2007
El engaño
Se enciende la llama y el humo espeso, indecente envuelve a los ojos inocentes que crecen sin saber y sufre por las ignorancias ambiguas que acompañan a las imágenes, asesinas de lo real.
Danzan los personajes desconocidos entre velos, que clavan sobre el corazón la daga sin filo, la dama prudente que desde lo lejos sonríe amable, aunque sus manos develan la verdad de sus sueños.
El humo reaparece, abraza las inseguridades que acabaran bajo tierra y sellaran el destino de las palabras insulsas, vengadoras del dolor, aquel que ha sido inventado con los alcances de las cavernas y los mitos provenientes de bocas maliciosas, cazadoras de sentidos opuestos.
Sus ojos se deshacen en lamentaciones inexplicables y la sangre desciende por los poros sicatrizados, que procuran una voz, gritos de auxilio para acabar, sepultar las cadenas y plácidamente descansar.
Es la historia pero aún es ideal, es la que amenaza con el camino, las mariposas y las pocas posibilidades de escapar de las celdas voluntarias e invisibles ante los temores ficticios.
Se reproducen los espectros, repiten lo conocido; las mimas estrofas que declaran la existencia del infinito, la ausencia de su comprensión y la certeza de lo predeterminado y contingente.
Se puede ver el punto, pero el humo empaña el espacio y los ojos han de ser vendados para que el eceptisismo arrulle su fracaso y les susurre su misión.
La caverna ha de ser abandonada si aún se desea enmendar los errores y en silencio el halcón alcanzará el vuelo mientras la llama se consume, apoca al humo y fallece en los dedos quebrados de lo que jamás ha de ser.
viernes, 18 de mayo de 2007
Melancolía
lunes, 14 de mayo de 2007
Se verá?
Se enciende la luz y tal vez pueda ver mis ojos caer en la posibilidad del ayer.
Se pierde la memoria en sueños escabrosos que juegan con las noches en que el canto extraño se aleja de mis favores.
Temo a los demonios que danzan con la fe, se ríen a carcajadas y esconden lo que se fue.
Quizá yo me escondo también y huyo de los faros que se han colgado de mi espalda para navegar donde no queden flores y no tenga el deber de buscar las tenazas para abrir las cadenas de aquellos que solos se han amarrado a imposibles sin ventanas.
Son mis palabras y sé que así morirán, mientras estiro las manos e intento hallar el camino perdido que aún no sé si quiero transitar.
De nuevo los sueños, una vez más el perdón y dime si escuchas la voz del gorrión.
Se apagan las luces, se baja el telón... entonces descubro que no pienso partir, pues hace mucho tiempo que me fui.
viernes, 4 de mayo de 2007
El vacío del dolor
no escuché tus palabras fugaces
ni esperé por tu paciencia.
Me comí el mundo dispuesto,
me escondí de los terroristas que amenazaron la serenidad de mi locura
y viví para contar la historia de sangre y ojos vendados por sobras
que se tragaron los gritos chillones de quienes perdieron el corazón en una batalla sin perdón.
No te llamé,
no te busqué ni te escondí,
no me sigas por el sendero que te alejará de mí.
Ahora cierra las manos,
no permitas que toque tu piel,
porque perderás lo poco que tienes
y te fundirás con una estatua de sal,
que aprendió a amar y a enceguecer los luceros para justificar la sobra de su desespero.
¡No escuches! ¡No escuches!
La voz traiciona,
te susurra sus mentiras
y abre la morada de la angustia en sus entrañas
marcadas por el hastío de la melancolía.
Se acaba el tiempo,
ese que nunca existió,
se apaga su vida como si fuera importante la espera,
aguarda a la salida,
esperando la próxima víctima
quien le dará un poco más de aquello que jamás será.
Entonces...
tampoco aguardaré,
de ti finalmente escaparé,
para que olvidándo las tristezas y falsos amores lejanos,
extienda mi espalda sobre la tierra mojada que compra el dolor.