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jueves, 31 de mayo de 2007

Aún o después...


Invéntame una excusa para danzar con las hadas desterradas, para sonreír cuando la miel ha envenenado los canales de las manchas calientes y las tazas perdidas en bares cerrados.
Invéntame la posibilidad de quebrar el futuro, dragar la esperanza, recoger las espinas y lanzarme a un vacío que no acogerá la estampida.
No es tarde, nunca lo fue, sólo se trata de un tiempo inclemente que no supe entender... o tal vez el espacio cansado, agotado y vacío por aquellos fracasos que jamas fueron perdidos.
Entonces despierto, descubro el espanto, las sombras de mis deseos y el llanto de los obstáculos.
¡Que inútil insistencia! ¡Que mentira la que cantaba!
El extraño no fue otro, aún así tampoco lo vi.
Entonces se vuela, se esconde y me hundo.
No ahogaré mis sales ni me bañaré en las trincheras, pero comprendo que no hubo inventos geniales ni sueños medievales; lo que anclaba mi mirada era el camino vacío, llenado con la inconciencia de quienes perdieron la inocencia.
No inventes, no hacen falta las palabras adornadas que cuelgan de la ventana y se mezclan las melodías con las podridas fantasías.
No inventes, no llames a mi puerta con ojos desorientados, aguardando la clemencia de los que jamás fueron sanados.
Es el presente el que muere en un pasado imposible, aquel que dormido esperaba por la oportunidad de su fragancia; el mismo que escondió los martirios y disfrazó la venganza para acribillar las posadas de héroes sin espada.
Regresa el reloj, se funde con el silencio del futuro colmado, estable y anclado; reparte sonrisas y compra corazones para incluir en la lista de verbos y sermones a aquellos moribundos que partieron sin destino.

sábado, 26 de mayo de 2007

¿Sobrevivir/e/as/a/emos/an/eís?


Los ríos se secan y dejan las heridas abiertas,
jamás se ha sanado la espalda
y las manos abiertas ruegan por la tranquilidad que ya sabemos no ha de llegar.
Todo es el motivo, todo es la causa aunque se confunda con la consecuencia de una vida quebrada desde antes de ser concebida.
Es la puerta,
es el ancla y la pluma que se niegan y se mezclan cuando la totalidad se anhela,
a pesar de la insatisfacción posible de un futuro esquivo y patentado en un mundo donde la credulidad es la supervivencia de los incapaces,
de los soñadores fracasados y de los soldados educados.
No hace falta gritar,
tampoco cambiar banderas ahuecadas por la moralidad cultural,
las pérdidas no serán menores
y el llanto no cesará aunque prometa la verdad... ella no conoce el camino para llegar, sólo abraza la lealtad.
Injusto es actuar las mentiras de todos,
injusto es siquiera doblar el papel y limpiar la catástrofe de la inconciecia...
así no se sabrá que el amor siempre duele y mata,
la mano aprieta y golpea,
la decencia encarcela y envenena,
el éxito corrompe y asesina,
la esperanza duerme y traiciona
y el odio despierta y libera.
Los secretos se guardaran en el cajón si llave,
pero no cantarán su realidad;
el cuerpo se desvanecerá en sus lamentos y dudas,
se enfermará de nostalgia y la tristeza de felicidad.
Si llevas a la mente hasta el extremo de la cordura,
jugarás con angustias y ansiedades para descubrir que la salida fue sellada...
No se puede llevar una vida con sabiduría del final,
pues se comprenderá que nuca fue cuestión de voluntad
y la miseria se fundió con la misericordia para revelar la realidad de la justa fragilidad de la que jamás se podrá escapar.

jueves, 24 de mayo de 2007

Ayer

Memorias que inflan un globo
desesperadamente aguardado,
enemigo de los fracasos
que rondan los pasillos del intento frustrado
por combatir las rosas secas
que descansan en los Alpes.
Sin fragancias ni luces,
invitan a una nueva escuela.
escape invadido por temores
y angustias sin sentido.
Incomprendidas mañanas,
ancladas en la zozobra
de noches manchadas por ansias disipadas.
Caminantes de estos soles
sin promesas ni demonios.
Anochece en la estancia,
regresan los intentos
de un momento perdido en el tiempo,
sin espigas.
Sin dueño de los segundos,
se regalan las salidas,
tan sólo sus sobras
acompañan las caídas,
espectante se asombra,
sin sueños de otro día.
Desaparecen las pasiones,
los demonios encuentran moradas cálidas
para permanecer sin cuentas.

lunes, 21 de mayo de 2007

El engaño



Se enciende la llama y el humo espeso, indecente envuelve a los ojos inocentes que crecen sin saber y sufre por las ignorancias ambiguas que acompañan a las imágenes, asesinas de lo real.

Danzan los personajes desconocidos entre velos, que clavan sobre el corazón la daga sin filo, la dama prudente que desde lo lejos sonríe amable, aunque sus manos develan la verdad de sus sueños.

El humo reaparece, abraza las inseguridades que acabaran bajo tierra y sellaran el destino de las palabras insulsas, vengadoras del dolor, aquel que ha sido inventado con los alcances de las cavernas y los mitos provenientes de bocas maliciosas, cazadoras de sentidos opuestos.

Sus ojos se deshacen en lamentaciones inexplicables y la sangre desciende por los poros sicatrizados, que procuran una voz, gritos de auxilio para acabar, sepultar las cadenas y plácidamente descansar.

Es la historia pero aún es ideal, es la que amenaza con el camino, las mariposas y las pocas posibilidades de escapar de las celdas voluntarias e invisibles ante los temores ficticios.

Se reproducen los espectros, repiten lo conocido; las mimas estrofas que declaran la existencia del infinito, la ausencia de su comprensión y la certeza de lo predeterminado y contingente.

Se puede ver el punto, pero el humo empaña el espacio y los ojos han de ser vendados para que el eceptisismo arrulle su fracaso y les susurre su misión.

La caverna ha de ser abandonada si aún se desea enmendar los errores y en silencio el halcón alcanzará el vuelo mientras la llama se consume, apoca al humo y fallece en los dedos quebrados de lo que jamás ha de ser.

viernes, 18 de mayo de 2007

Melancolía


La nostalgia es de quien la siente y la presiente, la que se chorrea roja entre los dedos abiertos e invade los corazones fugaces de la incertidumbre y el viento.
Amaga con sonrisas que no concluyen la agonía y engañan a la sensatez de la misericordia.
Aparece entre grises otoñales, que más allá del sueño son las realidades invernales, aquellas que empañan la dicha de los infantes, esos que no conocen los alcances de la bondad.
¿Y quién escapa a sus garras?
Aquellos que anhelan una voluntad esquiva y la perfección imaginaria de vidas quebradas por la finitud de un cuerpo oscuro, perdido y podrido en el estanque de la soledad escondida.
La melancolía baja por las calles, baña los parques de la soberbia y juega con la presa que aún podría escapar, aunque es la ilusión que no se alcanza.
Envenena la cotidianidad de las bailarinas y de los trapecistas temerarios, también de los amantes inocentes, creyentes de la justicia y las mañanas calientes.
No conoce discriminación, ama la ausencia de la razón; tiende el velo de la fantasía, mientras atrae con el canto de sirenas hacia la boca de la pasión, esa que regala el éxtasis para robarse la frescura de la esquiva tranquilidad.
En realidad es y no es,
se tiene y se escapa,
es la amada odiada,
es la víctima que termina por triunfar.

lunes, 14 de mayo de 2007

Se verá?



Se enciende la luz y tal vez pueda ver mis ojos caer en la posibilidad del ayer.

Se pierde la memoria en sueños escabrosos que juegan con las noches en que el canto extraño se aleja de mis favores.

Temo a los demonios que danzan con la fe, se ríen a carcajadas y esconden lo que se fue.

Quizá yo me escondo también y huyo de los faros que se han colgado de mi espalda para navegar donde no queden flores y no tenga el deber de buscar las tenazas para abrir las cadenas de aquellos que solos se han amarrado a imposibles sin ventanas.

Son mis palabras y sé que así morirán, mientras estiro las manos e intento hallar el camino perdido que aún no sé si quiero transitar.

De nuevo los sueños, una vez más el perdón y dime si escuchas la voz del gorrión.

Se apagan las luces, se baja el telón... entonces descubro que no pienso partir, pues hace mucho tiempo que me fui.

viernes, 4 de mayo de 2007

El vacío del dolor


No pedí que me siguieras,
no escuché tus palabras fugaces
ni esperé por tu paciencia.
Me comí el mundo dispuesto,
me escondí de los terroristas que amenazaron la serenidad de mi locura
y viví para contar la historia de sangre y ojos vendados por sobras
que se tragaron los gritos chillones de quienes perdieron el corazón en una batalla sin perdón.
No te llamé,
no te busqué ni te escondí,
no me sigas por el sendero que te alejará de mí.
Ahora cierra las manos,
no permitas que toque tu piel,
porque perderás lo poco que tienes
y te fundirás con una estatua de sal,
que aprendió a amar y a enceguecer los luceros para justificar la sobra de su desespero.
¡No escuches! ¡No escuches!
La voz traiciona,
te susurra sus mentiras
y abre la morada de la angustia en sus entrañas
marcadas por el hastío de la melancolía.
Se acaba el tiempo,
ese que nunca existió,
se apaga su vida como si fuera importante la espera,
aguarda a la salida,
esperando la próxima víctima
quien le dará un poco más de aquello que jamás será.
Entonces...
tampoco aguardaré,
de ti finalmente escaparé,
para que olvidándo las tristezas y falsos amores lejanos,
extienda mi espalda sobre la tierra mojada que compra el dolor
.