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viernes, 19 de agosto de 2011

Pensando la impensable

Entre el pasado y el presente me pregunto si existirá una frontera que nos ayude a aclarar el pensamiento y a dar un paso hacia adelante.
Los acontecimientos van y vienen y marcan las vivencias, siempre las marcan, llevándonos a un espiral que sube o a otro que baja, ¿a cuál nos unimos? 
Pensaba que la vida siempre iba avanzando, que cada nueva experiencia nos llevaba a un mejor estado de conciencia y comprensión global... pero he ido descubriendo que hay seres que necesitan involucionar o tan sólo regresar al punto de partida para lograr partir. 
Es así, cada individuo está marcado por su propia experiencia y por su propia carencia y no puede huir a lo que debe ser y hacer; la conciencia queda relegada a un segundo plano y tan sólo el instinto y la inercia actúan como en caída libre.
Ya no creo que la voluntad y menos en la de poder, ya no creo que la conciencia y menos en la autociencia, ya no creo en ontologías, al final lo que nos queda es lo que había al inicio, todo estaba escrito y los esfuerzos que hicimos por cambiar el destino, nos desgastaron y llevaron a un abismo.
No, no nos dimos cuenta, aún creemos y creeremos que sí cambiamos y que sí evolucionamos... pero echemos una mirada atrás y preguntemonos si ha sido real. Mmmmm, no es posible, para que esa pregunta tenga valor, debemos conservar una lucidez y honestidad que ni siquiera sabemos que no tenemos ya.
La verdad, la única verdad, es que seguimos mintiéndonos para sentir que somos mejor que el otro y así poderle dar lecciones de una vida que aún no terminamos de entender y muchos menos vivir.